Divulgamos este ótimo texto sobre o Teatro Lambe-lambe, escrito por Valeria Corea Rojas do Chile (via Facebook)

Contradicciones de una cajita Lambe Lambe en un festival maxi-exitista

Uno de los propósitos del Teatro Lambe Lambe es que al realizar una presentación para una persona por vez, ésta se entrega como un regalo.

Como artista dedicas toda tu energía, atención y oficio a ese único público, con el objetivo de que él o ella pueda entrar en ese pequeño mundo instalado en una pequeña cajita escénica y se olvide por unos pocos minutos  del correr de la vida.

  Para la compañía OANI, este año comenzó con la gran oportunidad de participar en el festival mas importante de nuestro país, importante en el sentido de grandes presupuestos (aunque no para los honorarios de los artistas nacionales), gran visibilidad en los medios y claro ser parte de una parrilla artística de primer nivel con reconocidos artistas internacionales. Oportunidad que no podíamos dejar de aprovechar y agradecer.

Ahora, cuando ya llevamos 6 presentaciones en tres ciudades diferentes me surge la necesidad de compartir esta gran contradicción. Al plantearnos como compañía, trabajar con un espectáculo que apuesta por el mínimo, conlleva muchas ganancias y algunas perdidas.             

La ganancia principal es que todos (está bien... dejémoslo en un 98%) los espectadores luego de ver una cajita quedan emocionados, se conectan con una parte íntima que muchas veces habían postergado demasiado, los mas viejitos vuelven a vivir, sueñan, ríen y lloran. Los niños viven, absorben, construyen, imaginan, guardan. Los adultos, bueno los adultos se emocionan y ya con eso, a veces basta. Lo mas importante de todo, es que cada uno lo hace a su propia medida y necesidad, no hay un parámetro de público grupal, no hay indicación de hacia donde deben reaccionar, una vez dentro de la cajita cada uno es libre de sentir lo que y como quiera.

La gran pérdida es que el espectáculo, en dos horas de presentación, logra llegar aproximadamente a 100 personas, y eso en el marco de un festival gigantesco es casi un numero inaceptable.

Como artistas entrenados y profesionales nos embarcamos en un viaje repetitivo de sonrisas, explicaciones (lo que hacemos es una novedad y las personas gustan de entender en que terreno están), orden del escenario, luces, música, movimientos, emociones, animación de objetos, final del espectáculo y despedidas y así una y otra vez cada cuatro minutos el mismo espectáculo para, al menos, treinta y cinco personas diferentes cada uno.  Luego de años de trabajar con esta técnica, sí puedo afirmar que todas las funciones son diferentes, por que los espectadores son diferentes y además a los artistas nos gusta jugar, pero también es una secuencia de movimientos coreografiados que necesitan de exactitud para lograr el objetivo que nuestra obra de arte persigue.

Con todo el esfuerzo que acabo de describir, sucedió en las 6 presentaciones en tres ciudades diferentes, que muchas personas se quedaron sin ver el espectáculo. Y esto en los tiempos que vivimos lleva como mínimo a la indignación, será por que hoy en día estamos hartos que nos prometan algo y no lo cumplan.

Durante el proceso no pude dejar de sentir una fuerte presión hacia lo que debíamos entregar, mas allá del placer que me causa realizar mi trabajo, me topé con comentarios como “deberían advertir que se podían acabar los números” (entregamos números de atención para organizar las presentaciones), “pero si dice que las presentaciones son hasta las dos de la tarde, son las 13;30 y ya no hay números” “¿como que se cansan si son solo tres minutos?” “¡pucha! pero yo llegué hace media hora y no lo voy a poder ver” y la infaltable abuelita que llega desde lejos....“pero aunque sea hágale una función a la niña”  y así muchas personas luchando contra la frustración de no poder asistir al espectáculo que la santa televisión había prometido como una de las novedades de este año. ¿Como sobrellevar esta contradicción, de querer entregar un momento de calidad a cambio de la cantidad? ¿será posible luchar contra el formato de evento masivo que las personas esperan? ¿no era que queriamos divulgar las cajitas Lambe Lambe? Aún no doy con la respuesta, solo agradezco haber trabajado esta vez con la payasa mas animada y divertida de la quinta región que luchó arduamente para que la situación no se nos fuera de las manos (y eso que somos titiriteros)

También existe la otra cara de la moneda, aquellas caras felices saliendo de la cortina, los ojos brillosos, la sonrisa ancha, el espectador que nos abraza como a un amigo que se extraña y nos felicita por lo que le acabamos de entregar y se va feliz olvidando que tuvo que esperar hasta una hora por que esos tres minutos y medio, de verdad valieron la pena.

Entonces solo me queda soñar en que este año volveremos a llevar a cabo una muestra de cajitas Lambe Lambe, que esta vez seremos no solo seis cajitas si no varias mas y que todo ese público podrá ser invitado a pasar, mirar y emocionarse no solo por nosotros, si no por artistas traídos de diferentes países, quienes como nosotros han dedicado su tiempo a crear mini-historias que los llevarán a una profunda intimidad compartida de a dos.

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